Fuente Moderna MX

"Conéctate con tu estado"

1824: Cuando Chiapas Eligió su Destino

Loading


Memorias de Chiapas


Hoy hablamos de consultas ciudadanas como algo novedoso, pero hace casi doscientos años Chiapas ya vivió la suya. En 1824, en medio de la incertidumbre tras la Independencia, los chiapanecos tuvieron que responder a una pregunta decisiva: ¿seguir ligados a Centroamérica o incorporarse a México?

En ese tiempo, Chiapas formaba parte de la antigua Capitanía General de Guatemala, pero el fin del dominio español abrió un panorama incierto. México ya se había constituido como un nuevo país independiente, mientras que en Centroamérica surgía la idea de una federación. Entre la geografía montañosa, los pueblos originarios y las élites locales, la pregunta sobre el destino de Chiapas no solo era política, también tocaba la vida cotidiana de quienes habitaban la región.

La tensión se resolvió el 14 de septiembre de 1824, cuando se llevó a cabo un plebiscito para decidir el futuro de Chiapas. No fue un proceso sencillo: en Los Altos muchas voces preferían seguir unidas a Centroamérica, mientras que en otras regiones se inclinaban por México. Finalmente, la mayoría se pronunció por incorporarse a la naciente República Mexicana. Así, Chiapas se convirtió en el estado número 19 del país, aunque el Soconusco mantuvo su propia resistencia y no sería plenamente integrado hasta el 11 de septiembre de 1842, bajo el gobierno del General Antonio López de Santa Anna, cuando el gobierno mexicano decretó la incorporación formal del Soconusco al territorio nacional.

La decisión de 1824 convirtió a Chiapas en un estado de la recién independiente República Mexicana. Sin embargo, no todos quedaron conformes: en la región del Soconusco la resistencia fue fuerte y la incorporación definitiva solo se concretó hasta 1842. Aun así, el plebiscito marcó un antes y un después, pues selló el rumbo político de Chiapas y definió la relación del estado con el resto del país.

Tras la incorporación, el primer gobernador fue Manuel José de Rojas, quien asumió la difícil tarea de consolidar la vida institucional del nuevo estado. Entre sus principales retos estuvieron mantener la estabilidad política en un territorio diverso y fragmentado, impulsar la organización administrativa bajo las leyes mexicanas y, al mismo tiempo, atender las tensiones entre quienes habían apoyado diferentes opciones en el plebiscito. Gobernar un Chiapas recién incorporado significaba unir intereses opuestos y dar sentido a una nueva identidad política dentro de la República.

Al mismo tiempo, se conformó el primer Congreso local, integrado por diputados que representaban a las distintas zonas del estado. Estos primeros legisladores tuvieron la tarea de traducir en leyes y reglamentos la nueva realidad política: diseñar normas de justicia, tributos y administración, y sobre todo garantizar que Chiapas tuviera voz propia dentro de la Federación mexicana. No era un trabajo sencillo: las diferencias entre Los Altos, el Valle y el Soconusco seguían presentes, pero el hecho de contar con representantes marcó el inicio de una vida pública organizada que buscaba conciliar la pluralidad chiapaneca.

Un año después de haberse integrado a México, Chiapas comenzó a dar sus primeros pasos hacia la organización política propia. El 19 de noviembre de 1826 se promulgó la primera Constitución del estado libre de Chiapas. Este documento fue clave porque sentó las bases de la vida institucional dentro del marco federal mexicano.

La Constitución chiapaneca reconocía a Chiapas como un estado soberano en lo interno, pero federado a la República. Estableció la división de poderes —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— siguiendo el modelo liberal de la Constitución mexicana de 1824. También definió la elección de autoridades locales, la creación de ayuntamientos y la forma en que se debía administrar la justicia.

Su labor principal fue dar legitimidad y orden a un territorio diverso y complejo. Permitió que los pueblos tuvieran representación en los ayuntamientos, aunque en la práctica las élites criollas siguieron concentrando el poder. Aun con sus limitaciones, esta primera Constitución abrió el camino para que Chiapas se pensara como parte de México, pero con una identidad política propia, capaz de generar sus propias leyes.

La incorporación de Chiapas a México en 1824 no fue un acto sencillo ni uniforme: fue una decisión colectiva marcada por tensiones internas, intereses encontrados y un plebiscito que, con todas sus limitaciones, definió el rumbo del estado. De ese proceso surgió el primer gobierno de Manuel José de Rojas, el primer Congreso y la primera Constitución chiapaneca de 1826, pasos que cimentaron la vida institucional de una tierra diversa, compleja y profundamente viva.

El Soconusco tardó casi dos décadas más en integrarse, recordándonos que la construcción de la unidad siempre es un camino largo y lleno de desafíos. Pero aquella generación, con sus errores y aciertos, sentó las bases de un Chiapas que eligió mirar hacia México y reclamar su lugar en la historia nacional.

Hoy, cuando las consultas ciudadanas forman parte de nuestra Constitución y la democracia sigue siendo un ideal en construcción, la lección de 1824 permanece vigente: los pueblos no se definen por la pasividad, sino por su capacidad de decidir su destino. La memoria de ese momento nos recuerda que Chiapas no fue arrastrado por la corriente de la historia: eligió, y en esa elección afirmó su dignidad. Esa es la herencia que todavía nos convoca.

Acerca del Autor:
Estudiante de Derecho y apasionado por la historia, Rodrigo López Bay escribe la sección “Memorias de Chiapas” con la convicción de rescatar las raíces que forjan el presente del estado y el futuro de este.

About The Author